jueves, 12 de febrero de 2015

El nuevo Jaguar F-Type, más agresivo que nunca

Jaguar dio un golpe en la mesa con el F-Type, un deportivo de raza que recogía el pesado testigo del mítico E-Type de mediados del siglo XX. Con este nuevo modelo la firma inglesa añadía un toque de deportividad pura a su gama, que ahora se completa con dos variantes mecánicas nuevas: la caja de cambios manual y la tracción total AWD.

La primera de ellas, el cambio manual de seis velocidades, estará sólo disponible con el motor de seis cilindros (ya sea en versiones de 340 o 380 CV) y, siempre asociado a la tracción trasera. Será una opción del gusto de los más puristas ya que, aunque parezca una contradicción, el cambio manual es muy demandado por los clientes de coches deportivos.

La segunda variante nueva es la tracción integral. El Jaguar F-Type AWD se ofrecerá con las dos motorizaciones más potentes (V6 de 380 CV y V8 de 550 CV) y siempre asociado al cambio automático de ocho velocidades.



Una caja manual muy deportiva
Una vez presentadas las novedades, pasamos a la acción. Con el Jaguar F-Type con cambio manual recorrimos los alrededores del circuito de Estoril, caracterizados por sus carreteras sinuosas con un asfalto deslizante con arena y mojado.
El cambio manual tiene un manejo correcto.
El selector del cambio es corto, propio de un deportivo y las marchas entran con precisión. Quizá resulte un poco rígido su uso al reducir de tercera a segunda, y de segunda a primera, pero una vez que nos adaptamos su manejo es muy rápido. La caja obedece y el motor reduce con fuerza. Nos ha parecido un cambio divertido incluso aunque la unidad que probamos llevaba el volante a la derecha. El F-Type con los 340 o 380 caballos que ofrecen los seis cilindros garantiza la diversión del conductor porque cuenta con fuerza suficiente desde un régimen bajo de revoluciones.
Pero además, Jaguar ha incorporado varios sistemas tecnológicos que aumentan no sólo el disfrute al volante, sino también la seguridad. Dos de ellos nos han parecido muy acertados y precisos en el funcionamiento: la dirección eléctrica, cuyo desarrollo ha llevado cinco años a los ingenieros de la marca, pero que ha derivado en un tacto de volante directo y rápido y el control del reparto de par en curva mediante el frenado selectivo entre las ruedas traseras. Este sistema permite que la rueda del interior de la curva se frene mientras que la del exterior gire más para, aun deslizando, colocar el coche en la trayectoria adecuada sin demasiadas brusquedades.


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